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¡Bienvenido 2021!



Aunque no comienza a partir de esta medianoche un nuevo año astrológico, finalmente, se termina el 2020. Un año durísimo y, en lo personal, de mucho crecimiento, nuevas responsabilidades y avances significativos. De ahí que les escribo con una pluma agridulce (nada nuevo con Géminis, dirán, con razón). Se fue, a grandes rasgos, un año saturnino, de tierra. Los límites, la realidad, las obligaciones, las pérdidas, la pandemia. Todo fue áspero, rudo, a veces, al límite de lo tolerable. Pero aquí estamos. Dando inicio, con la entrada de Júpiter y Saturno en Acuario, a un nuevo tiempo. De aire renovador. Acuario es un signo que invita a lo social, desde donde lo queramos ver. Es amistad, compañerismo, también revolucionar(nos), sorprender(nos). Entonces, su energía va siempre en dirección a lo humano, como buen signo de aire que es. Veamos qué podemos mejorar, cómo abrirnos a lo distinto, qué viejas ideas dejar atrás, qué nuevos principios defender, cuáles causas, en el día a día, abrazar. Y, sin embargo, que el lado más uraniano y brillante de Acuario también se encienda. Esos encuentros increíbles, esas historias impensadas, esos proyectos salidos de la galera. Así que, de mi parte, les deseo lo mejor y espero que en 2021 aprovechen este aire eléctrico a favor. ¡Felicidades!